domingo, 14 de agosto de 2011

Sara. En Alejandria

SARA, 24 anos. 
Jaraíz de la Vera (Cáceres) Espana.



Assalamu alaikum!


En primer lugar, le tengo que dar las gracias a mi amiga Susana por invitarme a escribir en su blog mi experiencia en Egipto. ¡Yo encantada de hacerlo!


Me encuentro en Alejandría, adonde he venido para estudiar árabe ,y ¡llevo aquí 10 días ya! Todo está yendo genial, al hamdu lillah, como se dice en el mundo musulmán, y cada día voy viviendo cosas diferentes.




Lo que más me gusta de todo es salir a ver las tiendas que hay por mi barrio, Miami (sí, como la región de EEUU, jeje), y tratar con los comerciantes. ¡Cada día consigo mejorar con el regateo! Hay desde tiendinas de ultramarinos, que son las más abundantes, a comercios donde venden ropa, algunos con prendas muy picantes que algún día quiero fotografiar porque ¡menudos saltos de cama más provocativos hay, jajaj!; también hay cafeterías y restaurantes, que en el Iftar (la primera comida en todo el día tras el ayuno del Ramadán, sobre las siete de la tarde) se llenan de gente; y carretas donde hay animales de corral a la venta (conejos, gallinas, patos, etc.) apiñados en jaulas.



Ir por la calle es, por tanto, muy entretenido. Por las mañanas, hasta mediodía, el ambiente está silencioso porque la gente está durmiendo para no gastar fuerzas y soportar el ayuno. Luego empiezan a llenarse poco a poco y cuando cae el sol, a las 7 menos algo, la ciudad parece que revive por completo y entonces empieza el bullicio y los atascos en la calle, que ¡menudos atascos! Como no hay casi semáforos ni guardias de tráfico, de repente hay cuatro carriles en una carretera preparada para dos y es una locura. Y si vas en un taxi o en un microbús y lo vives en tus carnes, entonces piensas que de esta no sales viva, jjaja. 




Hay que decir que los alejandrinos hablan unos con otros como si se conocieran de toda la vida aunque sea la primera vez que se ven, y esto es lo que más me gusta de todo. No sé si tiene que ver con la religión, con el sentimiento de vivir en comunidad, o si es que son así de simpáticos porque sí. En general, la gente es muy devota. Se respeta el ayuno, pese a que hace mucho calor porque estamos en agosto, y se reza mucho, mucho. Los pequeños locales-mezquita del barrio están siempre llenos de gente, sobre todo por las noches, y el “Allahu Akbar” es la frase que más he oído en estos diez días. Como hay altavoces colocados en las tiendas abiertas a la calle, el mensaje llega a todas partes. Lo mismo ocurre en TV: en ella hay muchísimos canales donde se recita el Corán.




También me ha sorprendido ver a las mujeres egipcias tan, tan tapadas, mucho más que en el Magreb. Muchas llevan el nikab y guantes en las manos, y casi no ves a nadie sin el hiyab. Soy, de hecho, una de las pocas que van por este barrio sin cubrirme el pelo, y esto resalta porque no hay casi turistas europeos por aquí y entonces sin quererlo esto llama la atención. En la escuela donde estudio también hay chicas y profesoras con el nikab, y otras llevan una especie de tela cosida al hiyab a modo de nikab que la suben o bajan según quieran. 


Hoy nos ha invitado la escuela a celebrar el Iftar allí, que como contaba antes es la comida de las 7 de la tarde que rompe el ayuno. Las mujeres hemos comido en la planta de arriba, donde estudiamos, y los hombres en la de abajo. No hay contacto entre alumnos y alumnas. Hay una cortina en la planta de arriba que demarca el territorio femenino y que para mí tiene el poder simbólico de un muro que separa. Antes de comer, las mujeres han rezado y yo me he quedado con aquellas que no podían hacerlo porque tenían la regla. Después hemos comido el menú que habían preparado: un asado de costillas de cordero, muy rico, sobre una cama de arroz con pasas, acompañado de diferentes ensaladas: una de garbanzos, otra que tenía un regusto a yogur, etc. Como vi también hacer en Marruecos, hemos comido con las manos y sobre una alfombra en el suelo. Allí nos hemos presentado y dado la paz con las otras chicas a las que no habíamos visto nunca.  


Pues esto es lo que más me ha llamado la atención en estos diez días. Eso y la gran cantidad de basura que hay en la calle y que parece que nadie recoge, las cucarachas que salen a la luz cuando metes la mano en un cajón de frutas, las moscas que se levantan espantadas según vas caminando y que te van abriendo el paso, jajajjajaja. Pero de verdad que esto al final es una nimiedad frente a todo lo demás que es tan auténtico. 



Animo a todos a que visiten esta ciudad y el resto de ciudades egipcias que, estoy segura, serán muy interesantes de conocer.
 

Saludos,

Sara.

Para ver el albun de fotos de Sara en Alejandria entra en el siguiente enlace:
 

http://entreegiptoyjerezfotos.blogspot.com/2011/08/fotos-de-alejandria-por-sara.html

 Si al igual que Sara, quieres compartir con nosotros tu experiencia en Egipto, contactanos en:

entreegiptoyjerez@hotmail.com 

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